Un Jardín Florido

  Me sepultaron a los cinco años  

inesperadamente cavaron un pozo

y me echaron la tierra, tierra de dolor.

Ni siquiera el llanto ni el dolor profundo

de mi alma en pena detuvo la mano cruel

que me enterró en vida sin pensar en el dolor

y la pena que me causo la herida.

Por Dios Bendito! Era una niña!

pero nada importaba mi pequeña edad,

y repleta de furia me revelé a la vida

Ante el cruel enemigo que mi alma hería.

Pero de aquella herida y desde mi sepultura

germinó una rosa en el jardín florido

que cuidó mi madre.

Andando bajo las ramas secas del olvido

me perdí,

y solo una luz brillante desde lo lejos me iluminó,

mi mente envuelta en llamas, mi corazón errante

en campos dorados que cantan canciones

me hicieron vivir.

Aquellos recuerdos de tiempos pasados

me hacen llorar pero también reír.

Dios con su amor infinito se acordó de mi pena

y oyendo mi llanto se apiado de mi, secando

las gotas de mis ojos tristes llenando mi vida

de nueva ilusión.

Germen de mi descendencia que ha saturado

mis sienes, hoy soy feliz, porque

de vida manó dos rosales en el mismo

jardín que cuido mi madre.