El llegó y en cuanto abrí la
puerta de mi apartamento me dijo, vine a verte porque tengo ganas de ti, de tus
besos de tu cuerpo de toda tu piel, quiero beber hasta la ultima gota de tu
sexo, y quiero que me hagas todo lo quieras, yo te deseo tanto que estoy
dispuesto a todo, me oyes? a todo, quiero descubrir cosas diferentes contigo, solo
contigo, de pronto me cargó y me llevó a la cama, le urgía estar conmigo, nunca
pensé que un hombre como el se comportara de esa forma, pero yo también estaba
bien ganosa y me dejé llevar por el, empezó a desnudarme entre besos y
caricias, yo estaba excitada mucho antes de que el llegara, y con tantos besos
y caricias ya estaba húmeda y mi vagina
estaba que lo llamaba a gritos.
Su reacción me excitó más aún.
Sabía que era una persona abierta en todos los aspectos para el sexo, pero
dudaba que lo fuera para su culo...
Me cogió por sorpresa que no pusiera ningún reparo. Pero no quise confundirle más y me fui directa a él. Lamí su sexo con detenimiento, y luego le hice girar y ponerse a cuatro patas.
Su culo quedaba a la altura de mi boca y lo chupé, besándolo y mordiéndolo, hasta que mi lengua ahondó en él. Le quería así, bien abierto, receptivo.
Cogí el lubricante, y extendí un poco por su verga y la hendidura de su culo. Me situé detrás de él, y le agarré con fuerzas su miembro y empecé a masturbarle. Con la otra mano empecé a tocar su ano, hundiendo poco a poco uno de mis dedos. Le oía gemir, a veces me daba la sensación de que le molestaba, pero yo seguía, no podía parar. Me notaba mi sexo hinchado, sediento, palpitante...
Veía como su culo iba cediendo a mi dedo, y pensé que podría probar con dos. Puse más lubricante, y continué, con el índice y el corazón.
Le oí un grito ahogado e instintivamente, retiré los dedos. El se giró, me miró con una sonrisa picarona y cogió mi mano poniéndola en su culo.
- Métemelos cariño, no pares.
Eso me puso como loca. Me puse bajo él y me empecé a comer su verga, y mis dedos siguieron penetrando su culo. Todos los movimientos iban sincronizados, mi boca, el entrar y salir de su verga, y mis dedos, penetrando rítmicamente su culo. Mi chocha chorreaba... él bajó su cabeza y lo lamió entero, tragándose todos mis fluidos, calmando mi ansiedad. Formábamos un 69 perfecto.
Su culo se dilataba, parecía esperar más. Su verga estaba tan dura que casi no me cabía en la boca, y mi sexo se retorcía corriéndose una y otra vez.
Le oí, le noté, le sentí correrse en mí. Degusté su esencia, relamiendo mis labios. No quise dejar ni gota.
La experiencia fue muy buena y excitante para ambos. Ahora además de los dedos hemos empezado a introducir otros elementos. El solo me dijo, corazón recuerda algo nunca antes me había dejado tocar el culo, pero tu eres mi mujer solo mía, y entre un hombre y una mujer que se desean, nada es prohibido, me entiendes linda? Yo le conteste con una sonrisita y le dije, si, yo lo se no te preocupes,
Me cogió por sorpresa que no pusiera ningún reparo. Pero no quise confundirle más y me fui directa a él. Lamí su sexo con detenimiento, y luego le hice girar y ponerse a cuatro patas.
Su culo quedaba a la altura de mi boca y lo chupé, besándolo y mordiéndolo, hasta que mi lengua ahondó en él. Le quería así, bien abierto, receptivo.
Cogí el lubricante, y extendí un poco por su verga y la hendidura de su culo. Me situé detrás de él, y le agarré con fuerzas su miembro y empecé a masturbarle. Con la otra mano empecé a tocar su ano, hundiendo poco a poco uno de mis dedos. Le oía gemir, a veces me daba la sensación de que le molestaba, pero yo seguía, no podía parar. Me notaba mi sexo hinchado, sediento, palpitante...
Veía como su culo iba cediendo a mi dedo, y pensé que podría probar con dos. Puse más lubricante, y continué, con el índice y el corazón.
Le oí un grito ahogado e instintivamente, retiré los dedos. El se giró, me miró con una sonrisa picarona y cogió mi mano poniéndola en su culo.
- Métemelos cariño, no pares.
Eso me puso como loca. Me puse bajo él y me empecé a comer su verga, y mis dedos siguieron penetrando su culo. Todos los movimientos iban sincronizados, mi boca, el entrar y salir de su verga, y mis dedos, penetrando rítmicamente su culo. Mi chocha chorreaba... él bajó su cabeza y lo lamió entero, tragándose todos mis fluidos, calmando mi ansiedad. Formábamos un 69 perfecto.
Su culo se dilataba, parecía esperar más. Su verga estaba tan dura que casi no me cabía en la boca, y mi sexo se retorcía corriéndose una y otra vez.
Le oí, le noté, le sentí correrse en mí. Degusté su esencia, relamiendo mis labios. No quise dejar ni gota.
La experiencia fue muy buena y excitante para ambos. Ahora además de los dedos hemos empezado a introducir otros elementos. El solo me dijo, corazón recuerda algo nunca antes me había dejado tocar el culo, pero tu eres mi mujer solo mía, y entre un hombre y una mujer que se desean, nada es prohibido, me entiendes linda? Yo le conteste con una sonrisita y le dije, si, yo lo se no te preocupes,
Se que eres todo un hombre y eso
lo se muy bien, yo gocé mucho y me has hecho muy feliz, le di un beso muy
apasionado y Salí al baño para asearme…
(PD) Hay
otras cosas más íntimas que no cuento…
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