Un Día En La Biblioteca

Era un día perfecto para ir a la biblioteca, tenia mucho trabajo que realizar,

aunque estaba agotada pues llegue cansada del trabajo, pero algo me decía que tenia que terminal ese trabajo ya que era muy importante, la biblioteca estaba un tanto retirada de mi apartamento así que tenia que salir antes que se hiciera de noche, no me gustaba caminar tan tarde por la ciudad,

así que me aliste y salí para la biblioteca.

El día era agradable, ni calor ni frió, llegue como de costumbre a la biblioteca de la universidad, para hacer una rápida investigación sobre calores de formación, 

me apodere de un pequeño espacio, un mini cubículo para estar un tanto "aislada" de los demás  y poder  concentrarme en la investigación,

 navegaba por Internet sin éxito alguno cuando de repente de reojo te mire entrar, siempre que te miro gallardo y esbelto

 mis hormonas empiezan a alborotaste y hoy no era la excepción, te veías tan "apetitoso", Tu olor, el incontrovertible, y brutal olor del placer permanece intacto mientras los besos se volatizan en su propio jubilo y la humedad  se hace una piel Tu olor en cambio impregna hasta  la médula hasta ese lugar recóndito donde el deseo anida y obliga a dejar todo lo que teníamos  que hacer y a danzar de nuevo hasta saciar el hambre del amor y deseos.

 me miraste y solo sonreíste, esa sonrisa tuya que me derrite por completo, te acercaste sigiloso como un león a su presa y yo sin imaginar lo que iba a pasar te mire venir...charlamos un poco sobre las tareas compartimos información pero no solo intercambiamos información, sino también roces, caricias, mordiscos susurros que hicieron que mi tanga se humedeciera poco a poco; al sentirme húmeda y al embriagarme de tu perfume, de tu aliento lo único que deseaba era saciar mi "sed"....pero...¡Estabamos en una biblioteca semi vacía!. 

Este pequeño  inconveniente era el plus que hacia el momento más excitante.

Nos dirigimos a la sección de literatura universal la sección que casi nadie frecuenta y allí sin más ni más te bajé los pantalones y comencé a hacerte una buena faena en tu pene que ya estaba duro, una mamada tal que hasta loco podría haberte dejado, pues bastaba solo con mirar de reojo la cara de placer que tenias, conteniendo las ganas de gemir mientras yo me manipulaba por debajo de mi falda, me abría paso entre mi tanga, empapaba mis dedos y al mismo tiempo dándote así como te gusta, cogiéndote con mi boca,  tu pusiste el ritmo al tomarme por mi cabeza y al poco rato te corriste en mi boca;

 Yo sedienta de ti disfruté  tu semen, lo saboree mientras aun estaba tibio, 
¡un manjar!...me pusiste de espalda a ti, mis bubis rosaban el anaquel de libros, hurgabas bajo mi falda, y sin esperarmelo solo sentí entrar tu pene duro en mi culito, dejé escapar un gemido, con lo que me fascina que me cojas  por detrás, me abro espacio entre el anaquel para poder tocar mi clítoris, me tocó  hasta que llegué al climax, hasta que ambos eyaculemos juntos...¡¡puff!! Con todas nuestras fuerzas ahogamos nuestros gemidos...me arreglo la falda, te arreglas el pantalón y salimos de la biblioteca...sin duda alguna la mejor visita al rincón de lectura que
hasta el momento he realizado.

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