
Hacer su aparición, quizás doliente por
el adiós inminente y la partida
De el y su lejanía, no se si fue sueño o realidad
solo se que todo lo que aquí cuento me sucedió,
pero todavía me pregunto, ¿sueño o realidad?
Mi boca se apoderó de su pene y lo succioné
con toda la fuerza posible. Me faltaba el aire pero no podía soltar ese pene como
piedra
Fue entonces cuando los recuerdos vinieron de golpe, su
mirada, su sonrisa, sus manos, en principio.
Luego su cuerpo que, simplemente me trastorna, su pecho,
su abdomen, el hueco de su espalda, sus nalgas. Lo extrañaba tanto, lo deseaba
tanto, sin embargo él se encontraba muy lejos. Recordaba la sensación de su
pene entrando y saliendo en mi vagina, sus manos apretando mis nalgas,
estrujando mis senos.
Sin pensar en nada más, bajé el tirante del traje de baño,
mi seno izquierdo saltó hacia fuera, lo acaricié suavemente, pasé la palma de
mi mano sobre el pezón hasta que se puso muy duro, me di vuelta para recargarme
en el otro lado de la tina.
Sentí la fuerza del agua golpear mis pies, mis
piernas. Instintivamente las separé. Miles de burbujas se deshacían al chocar
deliciosamente contra mi clítoris.
Qué sensación tan placentera.
Cerré los ojos para disfrutarla al máximo mientras
acariciaba mis senos, apretaba mis pezones que ahora estaban duros, excitados y
pasaba una mano por mi vientre aumentando la sensación de placer.
En mi mente, mi mano izquierda se cerraba
sobre su pene erecto, la derecha se metía entre sus piernas hasta alcanzar el
hueco de sus nalgas y bajaba hasta sus testículos, acariciándolos,
apretándolos, para luego atraparlos en mi boca. Luego subía poco a poco hasta
alcanzar la abertura entre sus nalgas para engolosinarse recorriendo de arriba
a abajo. Lentamente me despojé del traje de baño. Estaba completamente desnuda
con las piernas separadas, mis manos recorriendo mis senos, el agua golpeando
la entrada de mi vagina, los ojos cerrados.
De pronto, sentí a alguien junto a mí, estaba tan
excitada que al sentir una mano tomar mi barbilla no opuse resistencia, sin
abrir los ojos, despegué mis labios, entonces sentí su aliento, sus labios
atrapando los míos y su lengua explorando dentro de mi boca. Mi excitación
crecía mientras sus labios bajaban por mi cuello deteniéndose en mis
senos.
Los besaba, succionaba, los mordía.
Yo me retorcía
de placer, gemía. No quería abrir los ojos, sólo disfrutar del momento de loco
placer que me estaba dando este desconocido. Estiré mis manos para tocarlo, su
cuerpo era firme, hermoso. Su mano derecha comenzó a meterse entre mis piernas.
Con la derecha atrapé sus testículos y los apreté uno
contra otro con fuerza, los solté y mi dedo medio comenzó a introducirse por su
ano mientras seguía 'atornillando' su pene. Estaba gozando como nunca, el agua
golpeaba por detrás en medio de mis piernas. Abrazándolo por las nalgas, aspire
con fuerza y me sumergí dentro del agua.
Mi boca se
apoderó de su pene y lo succioné con toda la fuerza posible. Me faltaba el aire
pero no podía soltar ese pene como piedra. Saqué la cabeza del agua. En ese
momento él se incorporó. Yo no había abierto los ojos en ningún momento, así me
dejé guía.
Tomó mi mano y parecía que íbamos a
Salir de la tina. No fue así.
Él se sentó a la orilla, yo
de pie, sus manos subían y bajaban por todo mi cuerpo, estrujaban mis senos,
apretaban mi cintura, bajaban por mis nalgas, se metían en medio de mis piernas
para que sus dedos se metieran al mismo tiempo en mi ano y mi vagina. Me
estremecía del placer. No podía más.
De pronto me tomó por las nalgas, su boca se acercó a mi
vagina, su lengua se deslizaba en la entrada buscando mi clítoris. Lo lamía, lo
sorbía. Mis gemidos lo estimulaban, mis caderas se movían rítmicamente. De
nuevo me empujó por las nalgas hacía él,
fue bajándome para poner su pene de
nuevo en mi boca, sentía su dureza, su sabor impregnaba mis sentidos.
Cerré ambas manos sobre sus testículos, él tomaba mis
cabellos y empujaba su pene dentro de mi boca. Inesperadamente puso sus manos
alrededor de mi cintura para que me incorporara, separó mis piernas, me tomó
por las caderas para sentarme bruscamente sobre su pene.
Un pequeño grito salió de mi garganta. Él no se
movía ni me dejaba moverme. Sentía su pene como poste dentro de mí mientras se
volvía loco mordiendo, succionando mis pezones.
Fue entonces cuando me separé
un poco para subir y bajar, ya no podía más.

Él pasó sus manos por mi cintura y nuestros movimientos se acoplaron de tal manera que llegamos al orgasmo de manera tan intensa que gemíamos salvajemente. Increíblemente yo no había abierto los ojos. Quedamos abrazados, agotados. Besó mis labios, sólo dijo gracias y se retiró. Sentí curiosidad, abrí los ojos, ya no había nadie..........











3 comentarios:
Huelo tu aroma de flor excitada
recorro las colinas de tu cuerpo con mis manos
quiero sentirte húmeda y desesperada
tomar la miel de entre tus muslos
y caminar hacia la gloria sin secretos.
Besitos preciosa
Y asi te muestras tu,en tus palabras, sin nada que cubra tus sentimientos y tu manera de ser.
Siempre es un placer disfrutar de tus letras.Bonitos y sensuales pensamientos
un placer pasar a leerte.
Besos.
Tu poema de azul mar, tu sensualidad de espuma salada... tu saber llegar como las olas... se parece a ti tus poemas...Siénteme como entro despacio...
hacia tu rincón más intimo
abriendo espacio...
Siento como vibras lenta
en el momento que los dos
somos uno mismo...
Besitos.
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