Cuenta Los Minutos Que Estas En Mi Blog Y Gozate

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Reloj

18 abr 2011

Un Rico Desayuno


Lo que les quiero contar ocurrió aproximadamente hace 2 meses. Como estoy estudiando ya en la Universidad mi horario de clases es generalmente por las tardes, y el de mi novio es muy variable debido a que algunas veces asiste en la mañana y otros días por la tarde. Un día su casa estaba solo por la mañana debido a que su padre trabaja y su madre había tendido que salir de la ciudad con urgencia, me invitó a tomar el desayuno en su casa, para nosotros no es raro el contacto sexual, pero la verdad se me hizo raro que me invitara, imaginé que algo estaba planeando y no me haya querido decir, pero tengo que reconocer que soy algo cachonda (por no decir bastantico ) que enseguida acepté.

Él salió de sus clases a las 9:00 de la mañana y pasó a mi casa, nos fuimos en su coche, mientras estábamos en el camino todo aconteció de manera normal, yo esperaba su plan, pero no le decía nada. Llegamos como 20 minutos después, como me invitó a tomar el "desayuno" pues se me ofreció algo, no recuerdo muy bien que. 
Total que terminamos de desayunar cuando me dijo que no había nadie en casa y que podíamos hacer muchas "cositas", a lo que yo le respondí haciéndome la inocente, ¿que como, que se le ocurría?, entonces me miró fijamente y me dio un beso en la boca que parecía que quería sacarme lo que acababa de desayunar, creo que eso fue lo que prendió la bomba, pues yo le respondí con un otro de igual magnitud, a lo que él respondió besándome el cuello.
Lentamente me fue tocando los senos y mis pezones (debo confesar que eso me vuelve loca), claro que yo no me iba a quedar con las manos sin hacer nada, enseguida respondieron en sus nalgas (prefiero llamarlas así) que no es porque sea mi novio pero la verdad es que están de rechupete, me lo han dicho algunas amigas también, mis manos se fueron deslizando al frente por debajo de sus jeans y de su ropa interior hasta llegar a su pene, que para entonces lo tenía erecto, y lo comencé a masajear. Él al sentir esto encaminó sus manos hacia mi vulva, la cual ya estaba húmeda, y sin habernos quitado ninguna prenda nos complacíamos mutuamente mientras nos besamos.
Así estuvimos por un tiempo hasta que  mi novio me desabrochó un poco la blusa y me desacomodaba el brassier y  mis senos quedaron al aire y me empezó a lamer los pezones como solo él sabe hacerlo, pasando con su lengua de aquí para allá, de vez en cuando una pequeña mordida, mmm, (a todos los chicos, recomiendo que pongan esto en práctica), mientras todo esto pasaba, yo ya había desnudado su pecho y enseguida comencé a lamerle sus pezoncitos, eso lo prende.

Debido a que el calor era mucho, decidimos ir a su cuarto, en cuanto entramos, lo tomé por la cintura desabroché su cinturón y sus jeans, quedando sólo con ropa interior, mmm, que hermosa imagen, me deshice de su ropa interior y como me había agachado para quitársela cuando levanté la cara, no era ninguna coincidencia, 

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Yo lo había hecho con toda la intención para que su pene me quedara justo en la boca a la altura de la boca, (esto lo hice por mi alta temperatura y la lujuria que tenía en ese momento y como antes había leído en algunos relatos que a los hombres les fascina lo que le iba a hacer enseguida) ya había tocado su pene con mis labios, pero nunca le había hecho una mamada como se la hice esa vez, mi novio tiempo después me dijo que se sorprendió ante tal acto pero le gustó muchísimo, su pene estaba a en su máxima erección, no sé si por mi calentura pero nunca lo había visto así, con lo que yo estaba encantada al tener ese pedazo de carne húmeda en la boca, se la dejé muy roja por que se la estuve mamando por un buen tiempo.

Después al sentir que eyaculaba en la boca (nunca he tenido semen en mi boca pero la verdad no me gustaría) reaccionó rápidamente y se apartó de mi, como yo todavía tenia la ropa puesta desabrochó totalmente mi blusa y mi falda y me las quitó en un dos por tres, me quedé en ropa interior, a mi novio le encanta observarme así, sin perder más tiempo me sacó el brassier y me bajó la tanga que esta por demás decir que estaba súper mojada.


Muy lentamente me depositó sobre la cama y de igual forma me abrió las piernas, yo casi no lo había dejado hacerme esto más que un par de ocasiones, pero esta lo ameritaba, así que lo dejé continuar.

Primeramente fue hacia mi abdomen, haciéndome cosquillas en el ombligo, fue bajando hasta llegar hasta mí húmeda vagina, solo de acordarme me vuelvo a mojar, muy despacio se fue abriendo camino a través de mis labios vaginales hasta que hizo el contacto mágico con el clítoris, en ese momento recuerdo muy bien que me retorcí del gusto que tenía,
 el notó esto y sus movimientos con la lengua fueron más rápidos, yo estaba que no podía más y el tuvo la magnífica idea de introducir el dedo medio en mi vagina, placer hasta entonces era impresionantemente morboso; no pude más y tuve mi primer orgasmo de la mañana. Quedé como muerta, porque había tenido orgasmos pero ninguno se le comparaba a este y yo no sabía lo que me esperaba.


Nosotros nos cuidamos mucho con eso del embarazo, pero debido a que mi regla acaba de terminar y a lo caliente de la situación decidimos hacerlo sin preservativo, como él me acaba de dar una excelente mamada yo estaba boca arriba, 
tenía las piernas abiertas y mi vagina muy pero muy húmeda, lo cual nos facilitó la primera penetración, sus testículos tocaron mi cuerpo sin ninguna dificultad, de esta forma estuvimos haciendo el amor hasta que terminé yo primero y él al oír mis gemidos que eran casi gritos le provocó una sensación poderosa y me sacó el pene y como ya lo habíamos hecho antes, lo masturbé hasta que terminó con una gran eyaculación que me embarró todo el abdomen y casi mis senos, nos abrazamos muy fuerte, no besamos, nos decíamos cuanto nos queríamos.

 Cuando terminamos nuestro primer numerito eran casi las once de la mañana.

Al descansar un momento, mi hombre me dijo que deseaba verme bailando como si fuese una bailarina nudista (en palabras elegantes, yo se muy bien que él se refería como si yo fuera una puta de burdel),
 yo accedí, recogí mi ropa, me fui fuera de la habitación a vestirme, yo no se para que, si me iba a desnudar nuevamente) mientras que él ponía una música  adecuada para el acontecimiento que estaba por venir, cuando estaba todo listo entré y comencé a mover las caderas como si de verdad fuera una ramera, y observé inmediatamente la reacción en su pene, poco a poco fui deshaciéndome de las prendas hasta quedar otra vez como el día que nací.

Yo estaba deseosa de más y no podía dejar ir tal oportunidad, así es que aproximé mi boca a su pene para que volviera a ponerse totalmente como un soldado listo para entrar en acción, cuando esto ocurrió, me puse en cuatro dejándole ver mi hermoso trasero. 
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Lo que no pudo desaprovechar tampoco él. Apuntó su pene en mi dilatada vagina, que otra vez recibió todo ese pedazo de carne en un impulso de una vez, mientras los dos movíamos las caderas para tratar de satisfacernos el uno al otro, le pedí que acariciara mis senos, que me pellizcara los pezones que de por sí estaban ya muy duros y rojos, sentíamos un gran placer al estarlo haciendo en esa posición, a mi me gusta en esos casos sentirme un poco dominada, y que más posición que esa, es una de las que más me gusta.

Sin que él todavía terminara yo fui la que comenzó a gritar fuertemente de placer al sentir otro orgasmo, nunca había tenido tantos orgasmos en una solo sesión de sexo. Al terminar yo le pedí que la sacara porque me estaba lastimando un poco, el continuo y exagerando el roce. 

Él de muy buena gana aceptó, cuando me la sacó yo me tumbé boca arriba, él como estaba deseoso de terminar se acomodó para que hiciéramos un fabuloso 69. El aroma en la habitación era una mezcla del olor de mis líquidos vaginales y el de los suyos, ¿es inconfundible no creen?
Sin dejar que se me escapara ni un solo centímetro de pene, lo lamía como si fuera una rica paleta de hielo, y él hacía lo mismo con mi vagina, me introducía un poco la lengua al mismo tiempo que rozaba mi clítoris. En ese momento él me gritó que estaba a un punto de venirse (o correrse), nos volteamos, él quedó boca arriba y con mi mano le seguí dando un masaje que según él me decía era fenomenal y que no quería que dejara de hacerlo, hasta que explotó, otro gran chorro de semen saltó de su pene y para nuestra mala suerte, llenó toda la sábana de su cama.
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Para relajarnos un poco, y como ustedes recordaran las caricias en los senos me encantan, mi novio lo sabe por supuesto, fue a la alacena en la cocina por un poco de mermelada de fresa y me untó un poco en cada pezón, así me quitaba la mermelada con la lengua a la vez que hacía sentir deseos de ser penetrada nuevamente, este ejercicio de untarme y limpiarme los pezones me lo hizo como cinco veces (chicos y chicas) les recomiendo esto también), a esto yo respondía con gemidos que hacían que mi hombre se excitara, lo noté porque el pene se lo ponía duro y grande otra vez.
El último acto que tuvimos esa mañana que ya se había convertido en tarde, fue cuando un poco desesperada por mis ganas de pene, lo aventé de espaldas a la cama, él quedó con el pene como una asta de bandera, me le monté como si fuese una moto, acomodé su órgano en el mío, aquello se convirtió en una carrera loca de un caballo, movía mis caderas con ganas de que me destrozara toda la vagina, útero, y demás, en momentos hacia círculos sobre su pene, en otros era un movimiento de va y ven, como siempre los primeros movimientos son lentos, después van tomando un ritmo más acelerado conforme el momento del orgasmo se acerca.
 Los gemidos de placer se iban tornando en gritos de una sensación que solo el placer sexual proporciona. 

Como él ya había tenido dos eyaculaciones bastante fuertes tardó un poco más que de costumbre la siguiente, así es que con mis movimientos frenéticos terminé mojando todo su pene con mis líquidos que eran tal cantidad que las gotas escurrían por encima de sus testículos que debido a tanta acción se encontraban muy inflamadosComo esta vez él estaba boca arriba, 
me decidí a darle la mejor mamada que jamás pudiera recibir en su vida, así lo hice, me acomodé de tal forma que él pudiera observar mi vulva toda húmeda y roja, pero le hice saber que no quería que me tocara, solo que me observara, y no porque no quisiera, yo quería que se concentrara en recibir el mayor placer posible, le permití que tocara mis pezones por que se que eso también le gusta, de solo pensar en la posición que teníamos me dan ganas de tener un pene entero en la boca, Mmmm...que rico desayuno.

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