Me llamaste porque no podías dormir y me
dijiste que estabas teniendo una fantasía conmigo y empezaste a decirme todo lo
que estaba pasando por tu cabeza, me decías:
Entré a tu cuarto, llegué a tu cama, allí estabas,
tendida
sobre tu cama boca arriba, dormida plácidamente, con una sonrisa en los labios, lo que demostraba que soñabas algo
placentero, quién sabe por donde andará tu imaginación en ese momento...
Muy despacio me acerco hasta tu boca y apoyo levemente mis labios lo que te provoca tu leve cosquilleo y abres los ojos.
Aún un poco dormida me tiendes tus brazos y
me abrazas en un largo y profundo beso.
Te tomo de las manos las llevo por encima de tu cabeza, mientras te beso apasionadamente, mi lengua en tu boca buscándote con intensidad,
justo ahí sientes un pañuelo de seda sobre tus muñecas y te das cuenta de mi intención, voy a hacerte mía sin que puedas moverte, solo gozaras...
Luego de atarte las manos recorro con mis dedos los costados de tu cuerpo hasta llegar a la pequeña tanga que llevas puesta y muy suavemente te la quito, pero antes te doy en pequeño beso en el monte y ahí siento tu calor, siento que te gusta...
Ahora separo tus piernas y te ato por los tobillos a las patas de la cama, pero sin quitarte movilidad en las piernas, con lo que aún puedes moverlas y flexionarlas a tu gusto.
Comienzo a ocuparme de tu cuerpo, primero te levanto el top que llevas puesto y ante mi se descubren los imponentes pechos que tienes mirando el sol, con unos pezones duros y deseosos de mis labios. Suavemente me pongo en cuclillas sobre ti, apenas te toco y sientes cómo estoy de duro sobre tu pubis,
me acerco y mis labios pellizcan uno de tus pezones, sientes cómo mi lengua te lo rodea y lo humedece, yo siento cómo se pone aún más duro, jugueteo con el, arriba y abajo, lo tironeo lo masajeo con mi lengua y tu respiración aumenta de ritmo, tu pecho se infla cada vez más y unos pequeños gemidos escapan de tu boca.
Ahora es el turno del otro, pero el primero no lo abandono, lo tengo en mi mano, todo tu pecho en una mano y el otro en mi boca, mi otra mano se entretiene en tu boca mientras juegas con mis dedos...
Y tus tetas son un placer, firmes, con un tamaño que enloquece y mi falo está grande, grande, puedes sentirlo sobre tu estomago, sobre tu vientre...
Allí estoy un largo rato hasta que mi lengua se coloca entre tus dos tetas y comienza el recorrido hacia abajo, sientes cómo pasa despacio primero doy unas vueltas en torno a tus pechos y sientes la humedad en ellos, y vuelvo al medio y bajo, llego hasta tu ombligo y allí disfruto de tu piel, que se eriza cada vez más, bajo hasta tus primeros pelos y ya siento tu olor, un olor que excita,
un olor a mujer que penetra los sentidos y tu gimes...
Mi lengua recorre tus labios y tiro un poco de ellos con los míos, mis manos en tus ingles los separan y ante mi aparece en todo su esplendor una hermosa vagina, que chorrea, veo también tu culito y allí apoyo mi lengua primero, empujo un poquito y luego subo, despacio, muy despacio, sintiendo tu calor y tu líquido que ha ido bajando y sabe muy rico.
Hasta que llego a tu agujerito y mi lengua juega allí, mientras mis dedos lo hacen en tus labios, te lo abro y mientras mi lengua te penetra de a poco mis dedos se hacen de tu clítoris, que está duro, deseoso...
Te estoy haciendo el amor con mi lengua y estás a punto de correrte, casi acabas y al momento saco mi lengua, y eso te gusta, te gusta estar a punto y detenerte. Comienzo otra vez, adentro y afuera con mi lengua y mis dedos en tu chochito, estas a punto y sientes cómo el orgasmo sale de adentro y me llenas de tu miel, la siento en mi lengua, en mis labios... Pero sigo y tu no te detienes, ahora te mueves siguiendo a mi lengua y a mis dedos, tu clítoris está a mil, saco mi lengua y tu nuevo orgasmo no lo puedes controlar acabas en mis manos, gimes y gritas de placer, ves mi mirada perdida de lujuria y mi deseo, ves también como hay gotitas sobre mi pene deseoso de penetrarte y a eso voy...
Ahora has flexionado tus rodillas y me das toda tu conchita para que la haga mía, yo la penetro primero solo la cabeza, la dejo dentro unos instantes, la sientes, grande, dura. La saco y la apoyo sobre tu culito y allí tu placer es inmenso, pero como eres virgen solo hago un poco de fuerza para que disfrutes de la sensación...
Y vuelvo a tu chichi, sientes cómo estoy en la puerta y de golpe, de una sola estocada sientes cómo entra, la sientes bien adentro, hasta el mando, mientras mis huevos te tocan... y ahí te corres, ya has tenido tres orgasmos y no lo puedes creer, estás extasiada, fuera de ti, tanto placer nos damos que parece que no pudiese estar ocurriendo.
Adentro, bien adentro la sientes y la sacó toda hasta que mi cabeza queda en tu entrada y nuevamente de una estocada salvaje y gemimos juntos de placer, ahora quieto cabalgarte y lo hago despacio... Sientes cómo entro y salgo y mis movimientos están acompañados por los tuyos, movimientos lentos que nos permiten sentir cada milímetro de nuestros sexos y mirarnos a los ojos, con deseo, con pasión...
Te tomo de las manos las llevo por encima de tu cabeza, mientras te beso apasionadamente, mi lengua en tu boca buscándote con intensidad,
justo ahí sientes un pañuelo de seda sobre tus muñecas y te das cuenta de mi intención, voy a hacerte mía sin que puedas moverte, solo gozaras...
Luego de atarte las manos recorro con mis dedos los costados de tu cuerpo hasta llegar a la pequeña tanga que llevas puesta y muy suavemente te la quito, pero antes te doy en pequeño beso en el monte y ahí siento tu calor, siento que te gusta...
Ahora separo tus piernas y te ato por los tobillos a las patas de la cama, pero sin quitarte movilidad en las piernas, con lo que aún puedes moverlas y flexionarlas a tu gusto.
Comienzo a ocuparme de tu cuerpo, primero te levanto el top que llevas puesto y ante mi se descubren los imponentes pechos que tienes mirando el sol, con unos pezones duros y deseosos de mis labios. Suavemente me pongo en cuclillas sobre ti, apenas te toco y sientes cómo estoy de duro sobre tu pubis,
me acerco y mis labios pellizcan uno de tus pezones, sientes cómo mi lengua te lo rodea y lo humedece, yo siento cómo se pone aún más duro, jugueteo con el, arriba y abajo, lo tironeo lo masajeo con mi lengua y tu respiración aumenta de ritmo, tu pecho se infla cada vez más y unos pequeños gemidos escapan de tu boca.
Ahora es el turno del otro, pero el primero no lo abandono, lo tengo en mi mano, todo tu pecho en una mano y el otro en mi boca, mi otra mano se entretiene en tu boca mientras juegas con mis dedos...
Y tus tetas son un placer, firmes, con un tamaño que enloquece y mi falo está grande, grande, puedes sentirlo sobre tu estomago, sobre tu vientre...
Allí estoy un largo rato hasta que mi lengua se coloca entre tus dos tetas y comienza el recorrido hacia abajo, sientes cómo pasa despacio primero doy unas vueltas en torno a tus pechos y sientes la humedad en ellos, y vuelvo al medio y bajo, llego hasta tu ombligo y allí disfruto de tu piel, que se eriza cada vez más, bajo hasta tus primeros pelos y ya siento tu olor, un olor que excita,
un olor a mujer que penetra los sentidos y tu gimes...
Mi lengua recorre tus labios y tiro un poco de ellos con los míos, mis manos en tus ingles los separan y ante mi aparece en todo su esplendor una hermosa vagina, que chorrea, veo también tu culito y allí apoyo mi lengua primero, empujo un poquito y luego subo, despacio, muy despacio, sintiendo tu calor y tu líquido que ha ido bajando y sabe muy rico.
Hasta que llego a tu agujerito y mi lengua juega allí, mientras mis dedos lo hacen en tus labios, te lo abro y mientras mi lengua te penetra de a poco mis dedos se hacen de tu clítoris, que está duro, deseoso...
Te estoy haciendo el amor con mi lengua y estás a punto de correrte, casi acabas y al momento saco mi lengua, y eso te gusta, te gusta estar a punto y detenerte. Comienzo otra vez, adentro y afuera con mi lengua y mis dedos en tu chochito, estas a punto y sientes cómo el orgasmo sale de adentro y me llenas de tu miel, la siento en mi lengua, en mis labios... Pero sigo y tu no te detienes, ahora te mueves siguiendo a mi lengua y a mis dedos, tu clítoris está a mil, saco mi lengua y tu nuevo orgasmo no lo puedes controlar acabas en mis manos, gimes y gritas de placer, ves mi mirada perdida de lujuria y mi deseo, ves también como hay gotitas sobre mi pene deseoso de penetrarte y a eso voy...
Ahora has flexionado tus rodillas y me das toda tu conchita para que la haga mía, yo la penetro primero solo la cabeza, la dejo dentro unos instantes, la sientes, grande, dura. La saco y la apoyo sobre tu culito y allí tu placer es inmenso, pero como eres virgen solo hago un poco de fuerza para que disfrutes de la sensación...
Y vuelvo a tu chichi, sientes cómo estoy en la puerta y de golpe, de una sola estocada sientes cómo entra, la sientes bien adentro, hasta el mando, mientras mis huevos te tocan... y ahí te corres, ya has tenido tres orgasmos y no lo puedes creer, estás extasiada, fuera de ti, tanto placer nos damos que parece que no pudiese estar ocurriendo.
Adentro, bien adentro la sientes y la sacó toda hasta que mi cabeza queda en tu entrada y nuevamente de una estocada salvaje y gemimos juntos de placer, ahora quieto cabalgarte y lo hago despacio... Sientes cómo entro y salgo y mis movimientos están acompañados por los tuyos, movimientos lentos que nos permiten sentir cada milímetro de nuestros sexos y mirarnos a los ojos, con deseo, con pasión...
Poco a poco vamos aumentando nuestro
ritmo, más, más, cada vez más rápido...
Desenfrenadamente cabalgamos y a cada embestida sientes cómo se hincha dentro de ti, sientes como voy a descargar todo dentro de ti y sientes el orgasmo que viene otra vez desde bien adentro tuyo y justo en ese momento sientes el chorro de leche caliente que te inunda y no aguantas ya y te corres tú también.
Seguimos cabalgando un rato más, disfrutando de los estertores de nuestros orgasmos y me tiendo sobre ti.
Desenfrenadamente cabalgamos y a cada embestida sientes cómo se hincha dentro de ti, sientes como voy a descargar todo dentro de ti y sientes el orgasmo que viene otra vez desde bien adentro tuyo y justo en ese momento sientes el chorro de leche caliente que te inunda y no aguantas ya y te corres tú también.
Seguimos cabalgando un rato más, disfrutando de los estertores de nuestros orgasmos y me tiendo sobre ti.
Exhaustos los dos nos dormitamos llenos de
placer.
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