Cuenta Los Minutos Que Estas En Mi Blog Y Gozate

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Reloj

2 abr 2011

¡Sí…Qué Soy Puta!

Mi esposo no se encontraba en ese momento y yo me acosté pues estaba muy cansada, caí en un estado de agotamiento  me encontraba en este estado de semi inconsciencia, en mi cama cuando lo oí entrar. 
Ni despierta, ni dormida… pero percibiendo todos sus movimientos en la casa. Tenia mucho tiempo sin tener relaciones sexuales, la ultima vez fue con unos amigos que el invitó a la casa, pero con mi esposo nunca había tenido una relación de sexo tan excitante, yo estaba tan ganosa que en ese momento hasta con el cogería. 

El llegaba en ese momento encendió la luz del pasillo y por la rendija de la puerta, se iluminó mi silueta, boca abajo en la cama, con tan sólo unos panty estilo  palillo dental y el ajustador, puesto que en esta casa en verano hace bastante calor.
Esta escena, junto que debía de estar con alguna cerveza de más, lo debió calentar aún más, porque se limitó a entrar en silencio en la habitación y a acariciarme a lo largo de una pierna hasta llegar a mi culo. En ese momento, retiró la mano y sentí cómo sacaba su cartera y el móvil de los pantalones, dejándolos en la mesita. Se quitó los calzoncillos y la camiseta y lo dejó caer todo al suelo. Yo pensé “este es el momento en el que me despertará” Y la verdad es que me apetecía que lo hiciera puesto que la noche era bastante pegajosa y a esas alturas todavía no había podido dejarme dormir. Al menos, cuando me dan verga por la noche, consigo agotarme y dejarme dormir.
Sin embargo no me despertó como yo esperaba. Se dedicó a agarrar su enorme pene erecto y a masturbarse mientras me miraba. Incluso se puso de rodillas encima de mí, por el medio de sus piernas abiertas, estaban las mías semi cerradas. Yo oía ese ruido tan peculiar de cuando un hombre se toca de esa manera. Además, sentía su respiración, cada vez más agitada y acompañada de algún que otro gemido.
Yo seguía boca abajo haciéndome la dormida, aunque en verdad, ya mis hormonas empezaban a excitarse, cada vez sentía más calor de imaginar que un hombre se estaba masturbando de esa forma con tan sólo mirarme. Mi chocha empezó a escurrir líquido y fue en ese momento, en el que se dio cuenta de que no estaba dormida.
Me tocó mi chocha, con la intención de acariciarlo simplemente y se lo encontró totalmente encharcado.
- ¿estás despierta? - mmm – conseguí gemir. - ¿mm? ¿Y ese gemido qué quiere decir eh perrilla? no me lo puedo creer, yo intentando no despertarte y tu ahí con el coño lleno de agua… ¿que pasa que no querías que te la metiera esta noche?
- Si, si quiero… hazlo por favor. - ¿y porqué no me lo decías eh? ¿O acaso estabas teniendo fantasías con otro hombre eh? - no no, nada más lejos - anda que no, zorrilla, con la mente sucia y perversa que tienes… - que no, de verdad, te esperaba a ti
Estas palabras no le convencieron, se enfadó bastante y se limitó a arrancarme de cuajo esas bragas. De una forma algo brusca me las bajó y yo me limité a abrir algo más las piernas.
- encima se me abre de piernas la muy perra.
Yo esperaba a que me metiera los dedos o a que me estregara su pene para ir calentando aún más mi coño pero no tuvo tanta sensibilidad conmigo. Se había enfadado bastante. Con una mano me separó las nalgas y con la otra, cogió esa enorme tranca colocando el blande en la entrada de mi vagina. Afortunadamente, estaba ya lubricada con mis propios jugos, porque la embestida que me metió fue tan brutal que no pude sino emitir un enorme gemido mezcla de dolor y placer.
- AAAAHHHHHH AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH
Empezó a cogerme  sin tapujos, una embestida tras otra, y yo cada vez levantaba más el culo para sentir cómo me llegaba ese pedazo de verga erecta hasta el final de coño. Hay un punto que incluso puede llegar a doler, pero cuando una está tan condenadamente caliente de que se la coja un macho como este, se convierte en algo incomprensiblemente placentero.
Él no paraba de decirme obscenidades tipo: - ¿te gusta eh putita? - si… me gusta… sigue por favor, sigue - joder, debería de estarte doliendo el coño con lo que te estoy dando, y tu sigues ahí pidiendo más como las perras de la calle… menuda zorra me vine yo a meter en casa… - ah ah ah sigue siiii ah ah ah
Mis jadeos no cesaban, yo necesitaba más pinga, y cada vez sacaba más y más jugos.
- ¿sabes que te digo putita? que si tanta falta de rabo tienes esta noche debería de romperte ese culo rico que me estás poniendo.
Y les tengo que contar que en lo que se refiere a sexo anal, a mis casi 47años, soy prácticamente virgen, cosa que a Él le pone tremendamente caliente. Aparte de las 3 ó 4 veces que lo habré hecho en toda mi vida, mi culo conserva esa especie de virginidad, me cuesta bastante dilatarlo y eso hace que cuando él me penetra, sienta milímetro a milímetro en su rabo cómo va entrando dentro de mí.
Reconozco que de todas las veces que me ha enculado, esta ha sido la que más me gustó y no sé qué es lo que tiene ese hombre que me pone tan condenadamente excitada.
 Con tanto jugo que saqué de mi coño, me lo estregó por todo el ano, metiéndome sus dedos poco a poco, primero uno, luego otro… luego uno por cada agujerito a la vez.
 Yo seguía gimiendo y eso le excitaba aún más. Me trataba como su puta particular, y seguía diciéndome obscenidades.
 - ¿te gusta puta? ¿Te gusta eh? esos gemidos no los dan sino las putitas ¿sabes? tienes un agujero digno de reventar y de esta noche no te escapas…
- si por favor… házmelo… estoy realmente caliente, sigue metiéndome los dedos, sigue tocándome, poséeme, dame más porque estoy que estallo del calor - serás putita… ¿pero tu te has oído hablar? joder cómo me estás poniendo la verga, por supuesto que te voy a dar lo tuyo

Nuevamente, puso su glande sobre mi culo e intentó hacer la primera penetrada, pero no lo consiguió.

- pero bueno puta, ¿tu qué te crees que es esto? ¿Primero me invitas a pasar y luego te me cierras de esta manera?
- no no, vuelve a intentarlo, sigue tocándome, que yo quiero que entre - mentirosa, tienes el agujerito todo cerrado, no te dilata, ¿qué pasa, que no te gusta lo que te estoy dando? - si si me gusta - calla puta mentirosa! – me decía mientras seguía introduciendo sus dedos en mi culo, dilatándolo aún más. - que no, de verdad, ves como te quiere dentro - no te creo perra! mira como el otro día te entraron todas esas pingas  facilitas, ¿te acuerdas? - si… ahhhh si…. ahhhh pero… pero es que eran otras pingas mas pequeñitas que la tuya - ¿ah si? ¿Qué me estás diciendo? ¿Que tenía que haber traído a mis amigos a casa para que te abrieran bien el culo como el otro día? ¿tanto te gustó perra? olvídate de pensar que cada vez que te quiera coger el culo tendrán que entrarte otros antes, este culo es mío, y tu eres MI puta, así que ya puedes irte dejando de singar con otros, que para algo te dejo quedarte conmigo hija de puta.
Sus palabras me excitaban más y más… y yo le decía:
- yo sólo quiero que me lo hagas tu, no quiero a nadie más… me gusta tu pinga, me gusta contigo, me gusta dejarme coger por ti, me gustan tus palabras sucias, me gusta que me digas qué tengo que hacerte para que te corras conmigo…
- ¿ah si?? ¿Te gusta?? ¿Pues a qué esperas para abrirme ese culo eh? ¿A qué? – volvió a ponerme el glande sobre mi coño pero a pesar de mi excitación, no conseguía entrar, la tiene exageradamente grande para mí. Se enfadó aún más de lo que ya estaba.
- mira puta perra, deja de mentirme de una vez ya! que tan caliente no estás si no te dejas meter la pinga de tu hombre dentro! – me dio una enorme nalgada y me escupió en el ano. - ahhhh siii que bueno
 Más nalgadas
 Me volvió a escupir
 - ¿esto es lo que te gusta? ¿Es esto? no… ya sé lo que te hace falta a ti... El empujoncito final…
Estiró su brazo hasta la mesilla, cogió su cartera sacó un billete de 20 Dólares. Con su mano me agarró de los pelos, me tiró la cabeza hacia atrás y aprovechó que abrí la boca para soltar mi gemido de placer para meterme el billete dentro de la boca.
- así, ahora sí… como las putas de verdad, aquí tienes tu puto dinero por dejarte follar.
Este gesto hizo que inmediatamente se me abriera el culo como el bebedero de un pato. Me puso la pinga delante y dio esa enorme embestida, brutal, profunda, que me hizo gemir de placer, sacando el billete de mi boca.
- cómete el billete zorra, que es tuyo.
Empezó a culiarme salvajemente, yo estaba tan excitada por ese dinero que seguí poniendo el culo en pompa para que me lo reventara bien. El gemía, gritaba y me seguía diciendo palabrotas
 - así perra, déjate dar joder, pero qué rico culo tienes, ¿te gusta eh? ¿Te gusta?
 No me dejaba ni hablar
Otro billete más de 20 en la boca.
 Cómete otro de estos más para que me des permiso para romperte el culo, te lo quiero destrozar. De aquí no paro hasta hacerte sangrar so puta.
Yo gemía. Me estremecía. Me agarraba fuertemente a las sábanas.
 Sus embestidas seguían y seguían… me agarraba del pelo, me obligaba a mantener el dinero en la boca. Estaba a punto de correrse.
- ahí te vas a llevar mi leche… joder mi putita cómo me tienes - y tu a mí cielo, sigue - ¿te vas a dejar? ¿No verdad?? Toma… toma puta, toma… toma otros 20 para que me dejes correrte el culo… AHHHHH AHHHH AHHHHHHHHHH
 Se corrió todo… dejó caer su cuerpo sobre el mío y no me sacó la pinga, aunque seguía haciendo presión, y mi chocha se estregaba con las sábanas…
 Y yo con el calentón que tenía, con el dinero en la boca y con una pinga que seguía dándome por el culo, conseguí un extraordinario orgasmo contra las sábanas…
 Sí… qué soy puta…
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